CRUZADA DE EE.UU. CONTRA HUAWEI ¿RESPONDE A ESPIONAJE O A LIDERAZGO TECNOLÓGICO?

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Nota: Pedro Sanchez – periodista – Venezuela

Las constantes amenazas del gobierno de Estados Unidos de intensificar una guerra comercial contra China, tuvo su momento más frontal a mediados del año 2018, cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a una lista de productos chinos por el valor de 50 mil millones de dólares, incluyendo en dicha medida una acusación a Beijing de supuesto robo de propiedad intelectual y de la que aún no se han presentado argumentos sólidos. Este hecho llevó a China a anunciar medidas recíprocas contra productos provenientes de Estados Unidos.

No fue sino hasta el primero de diciembre de 2018, en la reunión del G20 celebrada en Argentina, cuando el encuentro bilateral que sostuviera Trump con su homólogo de China, el presidente Xi Jinping, donde acordaron posponer la imposición de nuevos aranceles comerciales durante 90 días. Sin embargo, para sorpresa de todos y principalmente del gobierno chino, ese mismo día y justo después del anuncio de la tregua arancelaria, por orden de un juzgado de Nueva York, se produce la detención en Canadá de la ciudadana china Meng Wanzhou, directora financiera y vicepresidenta de Huawei, quien es la hija de su fundador y presidente Ren Zhengfei.

El gobierno de Estados Unidos llega a un acuerdo con el gobierno de China y acto seguido manda a detener a una de las figuras empresariales más importantes del gigante asiático, pretendiendo presentar este suceso como un hecho aislado cuando la casualidad es, a simple vista más que sospechosa. De hecho, esta acción fue de lo más humillante para el gobierno chino y no es de extrañar que en China, la detención de Meng Wanzhou haya sido entendida como un secuestro para extorsionar a Huawei y al propio gobierno chino.

Meng Wanzhou está siendo acusada por supuestamente violar las sanciones que Washington ha impuesto contra Irán, y la pregunta que cabe hacerse ¿Por qué Estados Unidos tiene impuestas sanciones contra Irán y no contra otros regímenes vecinos que no son precisamente un paraíso de los derechos humanos, que promueven el fundamentalismo religioso y que llevan atacando a otros pueblos? ¿Por qué sancionar a Irán y no al reino de Arabia Saudita que ha desatado una de las más cruentas guerras contra el pueblo de Yemen? ¿Y qué podemos decir de las constantes violaciones de derechos humanos del régimen de Israel contra el pueblo palestino? De hecho, la comunidad internacional incluyendo la propia comunidad europea ha condenado las sanciones unilaterales de Estados Unidos contra Irán, que además supone una violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, o sea que en realidad la orden de detención y extradición contra Meng Wanzhou es de una legalidad más que cuestionable.

Esta es la parte de la historia que muchos medios de comunicación internacionales se niegan a contar porque saben que a muchos le entraría la duda sobre quien es el bueno y el malo de este cuento. Los mismos medios que repliegan sus intereses en los millones y millones que se reparten y que son provenientes de la Open Society Fundations, la red creada por el magnate estadounidense George Soros, quien este mismo año definió al presidente de China como el más peligroso enemigo de las sociedades libres y también pidió que se sancionase a Huawei. Allí queda en evidencia lo realmente libres que son estos medios de prensa cuando opinan sobre estos asuntos.

Ahora bien, tras la detención de Meng Wanzhou, y a la vista de que China se resiste a ceder a unas condiciones de negociación que considera humillantes e ilegítimas, Trump pasó directamente al ataque vetando la tecnología 5G de Huawei, prohibiendo a las empresas estadounidenses que trabajen con ella e incitando a otros países a que sigan los mismos pasos. El argumento de Trump y los suyos es que la empresa china supone una amenaza para la seguridad de las naciones porque puede espiar a través de sus equipos y entregar información al gobierno chino. El detalle está en que cada vez hay menos gente que se cree estas acusaciones porque no salen a luz pública evidencias al respecto.

Ahora bien, de lo que sí tenemos evidencia, porque ha sido un acto público, notorio y confeso, es que empresas como Google y Facebook trabajaban para los servicios de inteligencia estadounidenses y también sabemos que Estados Unidos ha espiado a los líderes europeos como el tan sonado y escandaloso caso de espionaje hacia la canciller alemana Ángela Merkel, aun así, no se ha tomado ninguna medida drástica al respecto. Pero ahora todo el mundo parece dispuesto a castigar a Huawei sin que exista ninguna prueba ni ningún caso de espionaje tan escandaloso. Por si fuera poco, en uno de sus arrebatos, Trump ha llegado a decir que Huawei se podría librar de esta controversia si se llegase a un nuevo acuerdo comercial con China, ¿No estaban tan asustados con el espionaje?

La empresa tecnológica china Huawei en pocos años ha logrado superar a la estadounidense Apple en número de smartphones vendidos y está muy cerca de convertirse en líder mundial de las telecomunicaciones, ya que Huawei también es una de las empresas más importantes en el desarrollo de la red de telefonía móvil 5G, un nuevo mercado que se estima facturará alrededor de 11 mil millones de dólares para 2022, una tecnología que no solo aumentará la velocidad de conexión en las redes sino la cantidad de dispositivos conectados, entre estos electrodomésticos, vehículos autónomos, drones, cadenas de montaje, autobuses, sistemas de riego entre otros, por lo que supone un indicio de que los primeros países en dar este salto se van a beneficiar enormemente de las oportunidades económicas que traerá consigo, en otras palabras quien domine la tecnología 5G dominará el futuro.

Es en este escenario cuando Estados Unidos olvida la defensa del libre mercado y la libre competencia e incurre, entre otros métodos, al atropellador proteccionismo, con el propósito de asegurarse de seguir siendo la primera potencia, y para ello, intenta estar a la cabeza de esta transición tecnológica y económica. Y parte de su élite política está dispuesta a destruir a Huawei con tal de conseguirlo. Pero en el fondo de esta cuestión hay un mensaje muy claro para los países en vías de desarrollo, sobre todo para aquellos que se resisten al imperialismo de los Estados Unidos, y que forma parte de una práctica histórica y colonialista, en la que el resto de los países deben conformarse con abrir mercados a los negocios de los amos gringos, tan solo venderles materia prima, bienes de gama baja y fabricar para sus empresas, pero que ni se les ocurra hacerles la competencia en los sectores en donde se juegan las verdaderas fortunas. Eso es lo que nos están diciendo Trump y los suyos desde los mandos de la maquinaria de guerra más poderosa del mundo. Desde un país, que controla la mayor parte del planeta a través de una red de bases militares y una flota siempre lista para entrar en la próxima guerra. ¿Y luego nos dicen de que China y de que Huawei es una amenaza de primer orden para la seguridad de los países libres? ¿Acaso no será que la expansión de Huawei dificulta el dominio que ejerce Estados Unidos a través de las redes de telecomunicaciones?


Los articulos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

Foto: EFE

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