“Macri es Lacalle Pou en Uruguay”

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Nota: Diputado Felipe Carballo – Uruguay – Montevideo

El pueblo argentino nos dio una lección histórica a todos los latinoamericanos, por eso celebramos desde este lado del río.

Porque lo que pasó el domingo en las elecciones de este país hermano trascendió ampliamente la competencia electoral entre gobierno y oposición. El pueblo volteó a un gigante que tenía como cara visible a Macri pero detrás de él a los grandes enemigos del pueblo: desde el FMI que hasta último momento intervino en la campaña diciendo que el plan económico estaba consiguiendo resultados óptimos cuando casi el 40% de los argentinos pasa hambre; a Trump manejando los hilos de los malos europeos y peores americanos como escribió Artigas, para conspirar contra el movimiento desafiante del poder; a Bolsonaro, el enemigo de la agenda de derechos en Latinoamérica, que hundió a Brasil en una de sus peores crisis económica y alentó hasta último momento a su amigo Macri con el fin de seguir articulando políticas con Estados Unidos y sumir al polo sur de América a los intereses más mezquinos de los mercados y el poder de las corporaciones; a los grandes medios de comunicación de Argentina, que ante el resultado no sabían cómo reaccionar, primero en un intento por justificar el ocultamiento de datos oficiales cuando el gobierno ya conocía la debacle, y al día siguiente azuzando fantasmas por la reacción de los mercados que vieron desplomarse las acciones argentinas en los grandes mercados, con todo lo que ello dispara en términos de la macroeconomía. Claro que es una mala noticia para Argentina que sus acciones y bonos caigan a precios de miseria, claro que preocupa la estampida del dólar, el crecimiento del riesgo país que condiciona las inversiones y finalmente todo esto se traduce en más inflación y encarecimiento de los precios. Pero la gente optó por correr ese riesgo de tocar fondo para volver a empezar como nación, frente a tanto intervencionismo que prácticamente colocó al gobierno de Macri como monigote del sistema capitalista, con resultados nefastos.

La política liberalizadora de Macri solo cosechó la tristeza y la desazón de la gente en los últimos años. Cuando Argentina dejó de regular el mercado de divisas empezó la caída libre de la industria, porque desproteger la industria nacional fue dejar a los pequeños y medianos empresarios que forman parte de la base productiva, a merced de los grandes peces en los turbulentos mares del comercio internacional. Esto desencadenó otras cosas peores, porque Macri se encargó de hacer tan mal las cosas que le sumó la desregulación laboral, que llevó a la cifra récord de 16 mil puestos perdidos por mes en el mercado de empleo formal. Menos mal que se va, porque lo que se venía era una verdadera reforma laboral que el propio Macri anunció hace poco.

La verdad, pensábamos que las recetas del FMI de los años 90 eran cosa del pasado, pero tenemos en Argentina la más reciente expresión de la tormenta perfecta desatada por estas políticas que expulsan al ser humano del foco de atención para llevar adelante como sea unas transformaciones estructurales al servicio del capital.

Conclusión: la forma errática de conducción de Macri con el respaldo del FMI dejó en Argentina más de 14 millones de pobres (4 millones más que en 2015) y 2 millones de desempleados que antes de la llegada de este presidente tenían trabajo.

Y esto es apenas una muestra para graficar el descalabro social de nuestro hermano país.

Macri señaló el mismo día de la elección –violando la veda que como presidente de todos tendría que ser el primero en respetarla— que la votación de las PASO marcarían los próximos 30 años de la Argentina. ¡Qué tupé! Lo que condiciona los próximos 30 años de los argentinos son los 70 mil millones de dólares de deuda que contrajo con el FMI y en Banco Mundial, más los intereses y otras prebendas a cambio de oxígeno para continuar en el poder.

El ajuste de las tarifas dispuesto por el FMI como contraparte del primer crédito de 55 mil millones de dólares puso a los hogares argentinos en jaque: el gas aumentó 930%, la luz 920% y el agua 683%. Esto es una verdadera crisis social.

¿Ahora entenderán por qué perdieron tan feo?

Recordamos cuando la presidenta del FMI, antes de renunciar, le dijo a la Argentina que había que ajustarse los cinturones por un tiempo. ¿Les suena esa frase?

Queremos decirlo con toda claridad: Macri es Lacalle Pou en Uruguay.

Ya habló de ajustarse los cinturones, de apostar a la desregulación laboral, de seguir las pautas del mercado y una serie de propuestas que van en dirección contraria a las necesidades de la gente.

¿Queremos experimentar con el hijo la obra que no pudo completar su padre en los 90?

Ojalá tengamos la sabiduría del pueblo argentino para luchar contra este fenómeno que persigue los mismos fines aunque las caras y los nombres varíen en cada país.

Foto: La Voz (Federico López Claro)

Los articulos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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