El ‘apartheid’ en la “mejor democracia” de Oriente Medio!

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NOTA: Parisa Rezaei – Teherán, IránExperta en Relaciones Internacionales

Por primera vez, una ONG israelí, Betselem -una de las más conocidas en la defensa de derechos humanos en territorio palestino ocupado, acusó públicamente a Israel de haberse convertido en “un régimen de apartheid” al “promover y perpetuar la supremacía de un grupo, los judíos, sobre otro: los palestinos”. B’Tselem sostiene en un documento de toma de posición publicado el día 12 de Enero 2021 que la política del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu ha promovido un apartheid de facto que se perpetúa para millones de palestinos desde 1967.

Según asegura dicha ONG en un informe, Israel promulga desde hace tiempo políticas y leyes discriminatorias “para afianzar su control”, segregación y dominación sobre la población palestina, por lo que ya no se puede calificar “como una democracia” que “al mismo tiempo mantiene una ocupación militar temporal”.

“El régimen israelí promueve y perpetúa la supremacía judía entre el mar Mediterráneo y el río Jordán”, lo que engloba tanto el Estado de Israel como los territorios palestinos ocupados.

Es la primera vez que una ONG pacifista que aspira a actuar como conciencia crítica de Israel  cuestiona la existencia de un sistema democrático dentro del territorio internacionalmente reconocido de Israel, en sus fronteras originales de la Línea Verde de 1948.

Dos elementos llevaron a la ONG a cambiar su definición de la realidad sobre el terreno, explica  Hagai el Ad, director de la ONG de defensa de los derechos humanos B’Tselem, en Tel Aviv. Primero, la promulgación en 2018 de la ley del Estado-Nación, que consagra el carácter judío de Israel y por lo tanto para la ONG el estatuto de “segunda categoría” para los árabes – palestinos y descendientes que viven en Israel desde la creación del país, en 1948. Segundo, la propuesta de anexión parcial de Cisjordania, ¬prevista en 2020 en el plan de paz de Donald Trump y suspendida tras la normalización de relaciones con Emiratos, han sido, a juicio de esta ONG vinculada a la izquierda, las últimas vueltas de tuerca de una política “supremacista judía” sobre la población árabe que vive entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.

Betselem toca en el informe los puntos más controvertidos del conflicto palestino-israelí, al retrotraerse a 1948, con la creación de Israel. Por una parte, acusa al Estado de “haberse apoderado del 90% de la tierra para construir

comunidades judías” y además cuestiona el estatus de ciudadanía que ha dado en sus fronteras.

“Los judíos que viven en cualquier parte del mundo, sus hijos y nietos, y sus cónyuges, tienen derecho a la ciudadanía israelí. Por el contrario, los palestinos no pueden emigrar a áreas controladas por Israel, incluso si sus padres o sus abuelos nacieron y vivieron ahí”

, sostiene el informe.

B’Tselem argumenta que la realidad sobre el terreno refleja una política de segregación en los territorios palestinos, que Israel ocupa y administra como si prácticamente fueran una sola entidad con el propio Estado hebreo.  En sus conclusiones, la ONG sostiene que el Gobierno de Israel pretende “judeizar” todo el territorio de la Palestina del mandato británico (1918-1948) desde el Jordán hasta el Mediterráneo, restringe el derecho a la libertad de movimientos de los palestinos y les priva de la ciudadanía y la plena participación democrática en “un sistema político que gobierna sus vidas y determina su futuro”.

También cuestiona que los ciudadanos árabes de Israel, más de un 20% de la población y originarios o descendientes de las poblaciones autóctonas antes de 1948, “pueden votar y postularse para cargos públicos, pero los líderes políticos socavan constantemente la legitimidad de los representantes políticos palestinos”.

Considera que hay un “principio organizativo” en las políticas israelíes tanto en el territorio que controla directamente, como en los ocupados de Cisjordania y Jerusalén, este último también anexionado- además de en Gaza, bajo férreo bloqueo israelí por tierra, mar y aire desde 2007.

Para asegurar su preeminencia, implementa un diseño del terreno “a nivel geográfico, demográfico y político”, donde “los judíos viven sus vidas en un espacio contiguo en el que disfrutan de plenos derechos y autodeterminación”, a diferencia de los palestinos. En contraste, estos residen en zonas fragmentadas, “cada una con un conjunto diferente de derechos, otorgados o negados por Israel-, pero siempre inferiores a los derechos otorgados a los judíos”.

Casi tres millones de palestinos viven en Cisjordania, unos dos millones en Gaza -gobernada de facto por el movimiento islamista Hamás, y 350.000 en Jerusalén Oriental, bajo anexión israelí.

“Llegamos a la conclusión de que no hay dos regímenes entre mar y río (uno israelí y otro palestino), solamente uno, y que este régimen obra para desarrollar y consolidar la supremacía de un grupo sobre otro, los judíos sobre los palestinos”, señaló a la AFP Hagai el Ad, director de B’Tselem.

“Es la definición de un libro de texto de un régimen de apartheid”, añade, afirmando que su organización no se lo toma “a la ligera”, al usar un término que evoca la política sudafricana de antaño respecto a la población negra.

Israel no ha construido ni una sola comunidad nueva para la población árabe entre el Jordán y el Mediterráneo, de acuerdo con los datos de B’Tselem, salvo para agrupar a beduinos nómadas privados de sus tierras de pastoreo. El control sobre censos de población, registros de propiedad y las fronteras (salvo de la de Rafah, entre Gaza y Egipto) otorga a Israel una posición dominante.

B’Tselem quiere abrir un debate: Israel ya no es una democracia que existe en su propio territorio en paralelo a la ocupación militar temporal de otro. “Esperamos que otros actualicen también de forma realista su marco de trabajo y análisis”, adelanta en un comunicado. “El supremacismo judío se aplica de modo geográfico, demográfico y político (…) mientras los palestinos viven en un espacio fragmentado con diferentes derechos”, enfatiza la declaración de la ONG israelí.

El artículo de B’Tselemes es una excusa para responder a la pregunta de ” ¿ES ISRAEL UN ESTADO COMPARABLE AL APARTHEID?

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (2002) define apartheid como “un régimen institucionalizado de opresión y dominio sistemático de un grupo racial sobre otro u otros grupos raciales, perpetrado con la intención de preservarse”.

En los 65 años de su existencia ha habido un período de apenas casi un año (1966-1967) en que Israel no rigió la vida de un enorme número de palestinos a quienes negó todo derecho político sencillamente por el hecho de no ser judíos. Antes de 1967 y el inicio de la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental, los palestinos que se quedaron en lo que se convertiría en Israel en 1948 fueron sometidos a la ley marcial durante todo el tiempo, excepto por un año, y lo mismo ha ocurrido con los palestinos en los territorios ocupados desde entonces.

Foto: niño palestino detenido por soldados Iraelies

Dentro de Israel hay más de 50 leyes que privilegian a los judíos o discriminan a la ciudadanía palestina no judía. Se trata de leyes que afectan todos los aspectos de la vida, desde cuestiones migratorias y reunificación de familias hasta los derechos de propiedad de las tierras. Los palestinos en los territorios ocupados han vivido bajo un régimen israelí brutal y represivo durante más de 46 años, mientras los colonos judíos, al amparo del ejército de Israel, ocupan sus tierras y se convierten en sus señores al más puro estilo feudal. Como lo señala el informe de Human Rights Watch publicado en 2010 “Separate and Unequal: Israel’s Discriminatory Treatment of Palestinians in the Occupied Palestinian Territories ” (Segregados y desiguales: el trato discriminatorio de Israel hacia los palestinos en los territorios ocupados palestinos):

“Los palestinos son víctimas de una discriminación sistemática solo por su origen racial, étnico y nacional; se les niega el acceso a la electricidad, el agua, los colegios y las carreteras mientras los colonos judíos disfrutan de todas las prestaciones otorgadas por el Estado […] Mientras las colonias israelís prosperan, los palestinos bajo el control de Israel viven en una burbuja, atrapados en el tiempo; no solo viven segregados, no solo sufren la desigualdad, también son obligados a abandonar sus tierras y sus hogares”. 

Muchos veteranos del movimiento en contra del apartheid que el trato que Israel prodiga a la población palestina es una forma de apartheid. Una de las voces que más se ha hecho oír es la del arzobispo emérito Desmond Tutu, uno de los héroes de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. En numerosas ocasiones Tutu ha establecido una comparación; en 2012 escribió que la versión israelí del apartheid es efectivamente peor que la sudafricana: “Estas personas [los palestinos] no solo sufren una opresión mayor que la jamás soñada por los ideólogos del apartheid en Sudáfrica, la esencia de su identidad e historia es continuamente negada y tergiversada”.

Sin embargo, también hay diferencias importantes. Mientras que el sistema de apartheid requería el trabajo de los sudafricanos de color, en las colonias sionistas en Palestina se considera a la población local no judía de manera muy diferente: como un grupo que debe ser expulsado y no explotado. La razón por la que hay hoy en día, dentro de las fronteras anteriores a 1967 de Israel, una mayoría judía es porque la mayoría de los palestinos que hubieran sido ciudadanos del nuevo estado fue objeto de una limpieza étnica, sus aldeas destruidas y sus tierras expropiadas.

Imagen: codigopublico

Aunque hay muchos ejemplos de segregación de hecho y la discriminación institucionalizada en Israel antes de 1967, la comparación del apartheid realmente comenzó a tomar fuerza cuando Israel amplió su colonización y control de la Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza.

El apartheid era, en cierto modo, un “Plan B”: una forma de mantener la hegemonía y el control judío, la protección de la etnocracia, cuando directamente, las expulsiones en masa no era una opción factible.

Un académico israelí, Oren Yiftachel, ha descrito la situación en Israel y los Territorios Ocupados, hablando de ellos como, “una sola unidad”, como un “apartheid progresivo”, en el sentido que con el tiempo ha surgido un estado de facto desde el río Jordán hasta el Mar Mediterráneo, en el que se les niega o se les concede diferentes derechos a los árabes y palestinos, por medio de en tarjetas de identificación, localización, etc.

La ocupación israelí de la Ribera Occidental se ha convertido en un complejo sistema de control y exclusión, con colonos judíos que viven entre los palestinos ‘no ciudadanos’ y cuya libertad de vivir en su propia tierra es gestionada por un sistema de apartheid y una burocracia de “permisos” y los obstáculos físicos.

Irónicamente, fue durante el llamado ‘proceso de paz’ de Oslo que los elementos de la comparación con el apartheid sudafricano empezaron a ser aún más claros.

Una de las primeras personas en asociar la palabra “apartheid” a Israel fue el Primer Ministro israelí David Ben Gurion, quien advirtió, después de la guerra de 1967, de la posibilidad de que Israel se convirtiera en un “Estado comparable al apartheid” si se mantenía en control de los territorios ocupados. En 1999, el entonces Primer Ministro de Israel y actual Ministro de Defensa Ehud Barak declaró: “Todo intento por preservar el control [de Israel y los territorios ocupados] como una sola entidad política conduce, necesariamente, a un Estado ni democrático ni judío, pues si los palestinos votan será un Estado binacional y si no votan será un Estado comparable al apartheid”. En 2010 Barak repitió la comparación con el apartheid al señalar:

“En tanto únicamente exista una entidad política denominada Israel en este territorio al oeste del río Jordán, esta no será judía ni democrática […] Si millones de palestinos no pueden votar, será un Estado comparable al apartheid”.

Aunque los apologistas de Israel rechazan la “etiqueta” de apartheid. Peor aún, los propagandistas de Israel en el mundo llegan a afirmar, cínicamente, que es “antisemita” utilizar este término, pero, es hora de admitir que Israel es un Estado de apartheid. 

Existen diferencias y similitudes entre el apartheid de Israel y el apartheid de Sudáfrica. Por ejemplo, el régimen supremacista blanco que gobernaba Sudáfrica no solía bombardear con aviones y helicópteros de combate los enclaves de la “patria” que controlaba. Sin embargo, Israel bombardea continuamente a la población civil de Gaza bajo el pretexto de “autodefensa” frente a grupos “terroristas”. Por esta y otras razones, algunos veteranos de la lucha antiapartheid sudafricana han afirmado que, de hecho, el régimen israelí es una forma peor de apartheid que la del antiguo régimen de Sudáfrica. Sin embargo, lo más importante que hay que recordar es que todo este debate es una cortina de humo.

Según el derecho internacional, Israel puede definirse inequívocamente como un Estado de apartheid. Un documento de las Naciones Unidas de 1976, la Convención Internacional de Supresión y Castigo contra el Crimen del Apartheid, define claramente el término, y el régimen de ocupación israelí en Palestina cumple con todos los requisitos.

El documento de la ONU señala que, aunque la palabra “apartheid” es de origen africano, la práctica general consiste es un sistema racista que se puede aplicar a regímenes más allá que el de Sudáfrica. Para empezar, otros regímenes supremacistas blancos en África llevaban a cabo prácticas similares, como Rhodesia, conocida anteriormente como Zimbabwe.

La definición de apartheid en la convención deja claro que el régimen de ocupación israelí en Cisjordania es un modelo de apartheid. Un rasgo de la definición que se ajusta a la ocupación israelí es “el arresto arbitrario e ilegal de miembros de un grupo racial”. El sistema de “justicia” militar de Israel en Cisjordania tiene una tasa de condena del 99,7%, y sólo se aplica a los árabes palestinos. Los colonos judíos

que colonizan ilegalmente el mismo territorio pueden recurrir al sistema judicial civil de Israel, al que no pueden acceder los palestinos de la Cisjordania y la Jerusalén ocupadas.

Aunque, a lo largo de los últimos años se ha aceptado más, al menos entre la izquierda, que Israel es un régimen de apartheid, aún hay quien rechaza el término. Señalan la supuesta naturaleza “democrática” de Israel dentro de sus “fronteras previas a 1967”, un término inexacto ya que “Israel” nunca ha definido sus propias fronteras y la supuesta “Línea Verde” de 1949 se describe más correctamente como la Línea de Armisticio, no como una frontera.

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www.swissinfo.ch/spa/por-acusar-a-israel-de–apartheid—una-ong-es-prohibida-en-las-escuelas/46305378

elpais.com/internacional/2021-01-12/la-sombra-del-apartheid-planea-sobre-la-democracia-israeli.html

www.swissinfo.ch/spa/israel-palestina_betselem-acusa-a-israel-de-haberse-convertido-en–un-r%C3%A9gimen-de-apartheid-/46278668

www.swissinfo.ch/spa/por-acusar-a-israel-de–apartheid—una-ong-es-prohibida-en-las-escuelas/46305378

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www.mundubat.org/la-realidad-en-datos-el-apartheid-en-sudafrica-e-israel/

palestinalibre.org/articulo.php?a=46238

www.mundubat.org/la-realidad-en-datos-el-apartheid-en-sudafrica-e-israel/

www.monitordeoriente.com/20180427-es-hora-de-admitir-que-israel-es-un-estado-de-apartheid/

Foto: manosunidas – Desmond Tutu

“No estoy interesado en recoger las migajas de compasión que arroja de la mesa alguien que se considera mi amo. Quiero el menú completo de derechos”.
— Desmond Tutu

Los articulos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben

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