Giammattei se pasea por Ucrania mientras varias crisis hierven en Guatemala

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En el otro lado del mundo, a 10,851 kilómetros de distancia de la Ciudad de Guatemala, Giammattei dio una conferencia el 25 de julio junto al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.

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Alejandro Giammattei viajó a Kiev para demostrar su apoyo a Ucrania en medio de la guerra con Rusia, que inició con la invasión dirigida por Moscú en febrero de este año. En Guatemala, el Ministerio Público de Consuelo Porras ha puesto a dormir la investigación que lo vinculaba con capitalistas rusos, quienes habrían pagado un cuantioso soborno para obtener el control del Puerto Santo Tomás de Castilla. Mientras viaja por Ucrania, en su país el presidente ha dejado varias crisis activas que ponen en duda la legitimidad de su gobierno.

El gobierno de Giammattei acumula cada vez más crisis. No solo diplomáticas, como la que tiene con la comunidad internacional, específicamente con EE.UU., al ignorar los llamados de atención por la corrupción y la ruptura democrática que ahora algunos analistas comparan con las dictaduras de Venezuela y Nicaragua.

Esto agrega un grado de tensión a la ya discordante relación con el gobierno demócrata de Joe Biden, que, recientemente, ha ensanchado la llamada Lista Engel -un mecanismo de presión diplomática creado por el Congreso en Washington y aplicado por el Departamento de Estado- con personas acusadas de ser actores antidemocráticos y corruptos que tienen prohibido acceder a la visa estadounidense y son sujetos de sanciones financeras.

Giammattei, además, es poco popular en su país. La semana pasada, la encuesta Cid- Gallup de opinión ciudadana sobre desempeño le dio el penúltimo lugar en una lista de presidentes de la región. El guatemalteco se encuentra en el undécimo lugar, con el 19% de aprobación, muy por debajo de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, quienes ocupan noveno y sexto puesto con 23% y 37% de aprobación.

A todo esto se suma la crisis sanitaria por el aumento de los casos por contagio de Covid-19, que ha vuelto a disparar los contagios en Guatemala.

También hace sombra sobre Giammattei el reciente giro de un caso judicial en Miami que ha confirmado la valía de las investigaciones de operadores judiciales cuya expulsión de Guatemala el presidente ha tolerado e incluso justificado. En Estados Unidos Acisclo Valladares Urruela, exministro de economía durante la administración de Jimmy Morales e hijo de uno de los diplomáticos de Giammattei, aceptó ser culpable de lavado de dinero ante la Corte del Distrito Sur de Florida, Estados Unidos.

De acuerdo a la investigación “Operación Masa Negra”, Valladares Urruela lavó US$98.5 millones, provenientes del narco, para pagar sobornos a diputados del Congreso para que aprobaran  la “Ley de Control de las Telecomunicaciones Móviles”.

De todas las crisis, la que más resuena en el marco de la visita de Giammattei a Ucrania es la llamada “Trama rusa”, un caso en el que un testigo señaló a Giammattei de aceptar sobornos de empresarios rusos a cambio de quedarse con el control del Puerto Santo Tomás de Castilla. Esa investigación parece haber quedado enterrada con la salida de Juan Francisco Sandoval, el ex jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad.

¿Qué ganó con la visita a Ucrania?

En el otro lado del mundo, a 10,851 kilómetros de distancia de la Ciudad de Guatemala, Giammattei dio una conferencia el 25 de julio junto al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.

En su mensaje, Zelenskyy  agradeció el apoyo del gobierno guatemalteco a Ucrania frente a la guerra con Rusia y anunció que entre ambos países se alcanzaron acuerdos para promover acciones que aíslen a Rusia. Dos de esos acuerdos consisten en crear una política y un tribunal especial para sancionar y castigar a Rusia por las agresiones en contra de Ucrania durante la guerra.

A cambio, Giammattei logró que Ucrania suprima el requerimiento de visa para viajar a ese país, inició un diálogo comercial y económico para realizar proyectos sin intermediarios, y recibió una invitación para participar en la Cumbre de la Plataforma de Crimea el próximo 23 de agosto, que será en línea. Por su lado, el presidente mostró su interés en comprar productos agrícolas ucranianos y establecer relaciones industriales, pero no se dieron más detalles.

Durante su intervención, Giammattei dio un emotivo discurso sobre la consternación por la guerra, la solidaridad hacia las familias ucranianas que están en la línea de defensa del territorio, y la importancia de “no callar”, “no voltear a ver a otro lado” ante lo intolerable, sino unir esfuerzos que procuren la democracia y mantengan la paz.

Durante su estadía, visitó los asentamientos desocupados de la región de Kiev: Bucha, Irpin y Borodianka, según la Administración Militar Regional de Kiev.

Al viaje se unió el ministro de la defensa, Henry Reyes; el canciller, Mario Búcaro; y el secretario de comunicación, Kevin López Oliva.

En redes sociales circuló información sobre la intención de Guatemala de enviar tropas a Ucrania, pero este extremo no fue confirmado.

Dos lecturas del viaje a Ucrania

A raíz de la visita y los acuerdos bilaterales, el politólogo independiente Renzo Rosal, y el internacionalista Roberto Wagner conversaron con Prensa Comunitaria y coincidieron en que el viaje de Giammattei a Ucrania persigue levantar su perfil, lograr exposición y prestigio a nivel internacional, pero también fortalecer el ego del presidente. Un punto especialmente importante después del resultado del Cid-Gallup.

Pero los entrevistados difirieron en un punto fundamental que ayudaría a entender la postura de Guatemala frente a EE.UU., su socio comercial y aliado más importante.

Rosal dijo que la visita fue la manera de decirle a EE.UU. que aunque ya no lo considere un aliado, Giammattei puede buscar espacios, aprovechando otros escenarios, como la invasión de Rusia a Ucrania, para hacerse de otros apoyos.

“EEUU no importa, si en forma directa (sin intermediarios) viaja a una región clave en la actualidad y dice que es aliado de la paz mundial”, refirió Rosal.

Pero Wagner dijo que, en realidad, el mensaje es el contrario. Pues tendría todo que ver con confirmarle a EE.UU. que Guatemala sigue siendo su mejor aliado en la región por no haber escogido fortalecer las relaciones con Rusia y China, y, en ese contexto, decirle a Washington que “ya basta de listas”, refiriéndose a la Lista Engel de actores corruptos.

“Es como decirles: déjenme de picotear el hormiguero” y eso podría provocar que el Departamento de Estado y otras oficinas de EE.UU. apliquen una postura menos rígida en su política de fortalecimiento del Estado de Derecho y lucha anticorrupción en Guatemala, señaló Wagner.

Pero ¿por qué EE.UU. cedería tan fácilmente? La visita a Ucrania funcionó muy bien como un recordatorio de esa alianza, que, por ahora, está bajo tensión. Pero, dijo Wagner, si se toma en cuenta que Colombia, recientemente, eligió un gobierno de izquierda que todavía no se sabe si se alineará a los intereses de Washington, EE.UU. no tendría muchos aliados más (excepto Costa Rica y Panamá) a los cuales recurrir. Así que, perder el apoyo de Guatemala significaría perder el control de una parte de la región.

“Guatemala, geoestratégicamente, es muy importante para Washington”, explicó.

En términos nacionales, poco mejorará la figura de Giammattei con el viaje a Ucrania, pues las relaciones internacionales no atraen votos, a menos que se trate de inversión extranjera o de problemáticas de migrantes. Ninguno de esos temas fue abordado durante la reunión.

“Por eso el tema es más de prestigio”, insistió Wagner.

Giammattei es el primer presidente de Latinoamérica en visitar, personalmente, Ucrania después del inicio de la guerra para manifestar su apoyo. Rosal afirmó que ese apoyo “no sirve para nada”, pues Guatemala no tiene una posición geopolítica o geoestratégica que le interese a Ucrania, pero que en la jugada política le permite a Giammattei aparecer al lado de un personaje, como el presidente Zelenskyy, que es protagonista y, con ello, genera la percepción de que también el dirigente lo es.

Su visita a Kiev también le ha permitido dejar de lado las crisis nacionales, para “esconder bajo la alfombra todo lo que dicen dentro de su país” y, afuera, mostrar que es todo lo contrario, dijo el analista Rosal.

Tanto Rosal como Wagner coincidieron en que es un sinsentido y es inviable establecer relaciones comerciales con un país que está en guerra, como intenta hacer Giammattei. Y Wagner señaló que la relación económica con Rusia es de mayor peso que la que se quiere iniciar con Ucrania.

Escrito por Paolina Albani

Para Prensa Comunitaria de Guatemala

Permitida su reproducción Citando la Fuente.

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